"Hertzainak heldu ziren
ta denok jarri ziren dantzan,
rockanrola batzokian..."
Curiosamente, los dos primeros
discos de rock euskaldun que escuche en mi vida fueron dos discos grabados en
vivo. Uno era "Zuzenean 91/1/19" (1991), obra del grupo alavés
Hertzainak, el otro era el mítico "Azken guda dantza" (1988) de los
gipuzkoanos Kortatu. Cuesta imaginar un acceso mejor a toda la escena rock y,
también, al resto de la música moderna creada en las últimas décadas en el
agitado País Vasco. Ese par de directos no solo resumen a la perfección la
carrera musical de Hertzainak y Kortatu, sino que ofrecen al oyente novel la
atractiva posibilidad de viajar en el tiempo, de ir hacia atrás o hacia
adelante. Ambos trabajos captan la esencia de su época y, al mismo tiempo,
logran proyectarla hasta el presente... La vida es, simplemente, música.
El nombre del grupo Hertzainak era una especie de parodia/homenaje al célebre grupo británico The Police. Tras haber sembrado de furioso punk-rock con toques skatalíticos sus dos primeros discos, "Hertzainak" (1984) y "Hau dena aldatu nahi nuke" (1986), esta banda vitoriana comenzó a adornar con sonidos pop y folk sus siguientes trabajos, "Salda badago" (1988) y "Amets prefabrikatuak" (1990). Es este último se animaron a transformar un clásico ochentero del grupo Derribos Arias ("Tupes en crecimiento") bajo el título de "Tupeak gora". Con el tiempo, los miembros de Hertzainak madurarían, abriéndose a un público mucho más amplio, sin tantas connotaciones sociales y políticas como antaño. Esto produjo una pequeña ruptura con cierta parte su antiguo público, el más punk y cerrado. "Siempre estábamos huyendo del público, tocando contra el público, manteniendo el objetivo central de ser revoltosos, de ser revulsivos o al menos de mover el cotarro musical de nuestro pequeño país".
En 1990 Josu Zabala (bajo), Gari (voz), Txanpi (batería) y Kike (guitarra) ya andaban barajando la posibilidad de disolver el grupo Hertzainak, pero, el enorme impacto de su afinadísima canción "Aitormena" les animó (obligó) a seguir adelante un poco más, editando un álbum en vivo y en directo grabado en sala mítica Txibisto de Bergara (Gipuzkoa). El grupo Hertzainak aún publicaría un par de discos más antes de decir agur betirako y disolverse en 1993. Primeramente vería la luz el EP "Une etengabeak" (1991), y, después, llegaría un poético álbum, "Denboraren orratzak" (1992), con textos de la reconocida escritora vasca Itxaro Borda. A partir de ahí, el exvocalista de Hertzainak, el señor Gari, arrancaría una respetable pero algo irregular carrera en solitario, editando discos como "Gari" (1995), "Eguzki berritan zaude" (1997), "0-tik" (2004), "Esperantzara kondenatua" (2007), "16 lore" (2009), "Ez da amaiera" (2013), "Estutu" (2016) o "Beste denbora batean" (2018). Por su parte, Txanpi y Kike se integrarían en las filas de la popular banda de rock bilbaína Doctor Deseo, cuyo carismático líder, el sin par Francis Diez, siempre hace el esfuerzo de componer algún tema en euskera en cada nuevo disco. Sirvan de ejemplo canciones tan hermosas como "Ez nauzu izango berriz", "Morrosko laztana", "Ni naiz", "Eta moxua hil atsekabez" o "Au revoir, nire maitia", reunidas todas juntas, por primera vez, dentro de un flamante y sexy disco recopilatorio, irónicamente titulado "Maketoen iraultza" (2019). Es decir, "la rebelión de los maketos".
Por su parte, el gran Josu Zabala, se propuso revolucionar de nuevo la escena musical euskaldun tras el final definitivo de Hertzainak y, con la ayuda de dos jóvenes bertsolaris, Unai Iturriaga e Igor Elortza, Josu lideraría 7 Eskale (Siete Mendigos), un curioso proyecto músicoteatral cuyo legado artístico son dos trabajos musicales, conceptualmente, alucinantes. Los textos del primero disco de 7 Eskale, "Bertso berriak pobreziari jarriak" (1995) se centraban en la pobreza, en la exclusión social y en la vida de los marginados, mientras que el segundo disco, "Barrenkaleko bluesak" (1997), era mucho más nocturno y vicioso, abordando el mundo de las drogas con una mente muy abierta y vital. Diez años más tarde, ya bajo el nombre de Gu ta Gutarrak, el genial trío Zabala, Iturriaga y Elortza volvería a editar otro estupendo álbum, "Gu ta Gutarrak" (2007), donde expandían aún más el peculiar sonido logrado en su etapa de 7 Eskale. Como siempre, mezclando música con bertsos en euskera. "A partir del verano de 2006 nos juntamos de nuevo con la idea de unir de bertsos y música. Decidimos sacar adelante un nuevo proyecto en el que primara más el bertso, la pureza y la improvisación. Gu ta Gutarrak fue un montaje en el que, sin perder una coherencia básica, se fue abriendo la puerta a la creación en un conjunto en el que la palabra fuera lo esencial".
Tirando del hilo del grupo Hertzainak, el oyente novel podrá conectar con la obra del veterano Ruper Ordorika, productor del tercer disco de la mítica banda vitoriana, "Salda badago" (1987). La carrera de este gran cantautor vasco es una de las más largas y sólidas de la escena vasca y engloba, al menos, tres etapas diferentes. En los años 80, el joven Ruper Ordorika resultaba para muchos aficionados un rara avis, pero, en sus primeros discos, "Hautsi da anphora" (1980), "Ni ez naiz Noruegako erregea" (1983) y "Bihotzerreak" (1985), alcanzó cotas nunca vistas en Euskadi, popularizando de paso la obra poética de un joven escritor euskaldun, Bernardo Atxaga. Escuchar uno de esos tres discazos por primera vez, resultará un momento inolvidable para cualquier melómano con sentido afinado. Aunque son distintos entre si, los tres comparten una magia muy especial. Contienen un sonido pop-folk sofisticado, pero resultan cercanos y, maravillosamente, evocadores al mismo tiempo.
Ya en la década de los 90, Ruper Ordorika iniciaría una época creativa distinta ya que, durante una refrescante estancia en la ciudad de NewYork, este popular músico de Oñati (Gipuzkoa) conoció a nuevos músicos y exploró nuevas sonoridades hasta entonces ajenas a su obra. Protegido por una banda fiel, los Mugalaris, la carrera de Ruper Ordorika alcanzaría un mayor reconocimiento tras editar obras como "Ez da posible" (1990), "So´ik´so" (1995), "Dabilen harria" (1998) o su formidable primer álbum en vivo, Gaur" (2000), grabado el Kafe Antzokia de Bilbao. Actualmente, Ruper Ordorika posee su propio espacio dentro la escena vasca y, una vez desaparecido Mikel Laboa, se ha convertido en uno de nuestros mayores exponentes, al mismo nivel que un Benito Lertxundi, Anje Duhalde o el irrepetible Niko Etxart. Discos tan elegantes como "Hurrengo goizean" (2002), "Kantuak jartzen ditut" (2004), "Hirian" (2006), "Haizea garizumakoa" (2010), "Azukre koxkorrak" (2013), "Lurrean etzanda" (2014), "Guria ostatuan" (2016), "Bakarka" (2018) o "Amour et toujour" (2021) dan fe de la respetada posición de Ruper dentro de la escena pop rock euskaldun.
De la mano de Kortatu, el oyente novel hallará una línea directa con el mítico Mikel Laboa, padrino y eje central de la música euskaldun moderna. Tan tradicional como experimental, el legado sonoro de Mikel Laboa ha sido reverenciado por decenas de artistas vascos durante décadas, desde las bandas de sonidos folk tradicionales hasta los grupos de punk rock, hardcore o heavy metal peleón. Existen sendos discos de homenaje a Mikel Laboa, "Txerokee, Mikel Laboaren kantak" (1990), "Txinaurriak" (2010) o "Mikel Laboa. Urretxu/Zumarragako zenbait lagunen omenaldi xumea" (2019). En estos tres discos el oyente novel podrá redescubrir a múltiples bandas de rock vascas, como Negu Gorriak, Su Ta Gar, M-ak, Kiowak, Delirium Tremens, Bukaera, Willis Drummond, Zura, Anari, Akauzazte, Ama Say Borrokan, Musergo, Eten, Lisabö, Berri Txarrak, BAP!!, Pottoka, Karkaxa, Hiri Galduak, Txost!, Narrax o Klak!son, aproximándose de un modo inusual, pero atractivo, al rico cancionero de Laboa. El desaparecido cantautor vasco cuenta con una web, que contiene abundante información sobre legado musical, así como datos biográficos, fotografías y diversas reseñas ( https://es.wikipedia.org/wiki/Mikel_Laboa )... ¡Imprescindible!
De los tres discos de Kortatu, "Kortatu" (1985), "En la línea del frente" (1986) y "Kolpez kolpe" (1988), arranca una nueva senda musical que llega hasta el grupo Negu Gorriak (en euskera, Los Crudos Inviernos). "La disolución de Kortatu tuvo que ver con un espíritu de renovación constante, con la búsqueda de nuevos caminos de expresión. También estaba el tema de la lengua, queríamos pasar de combinar euskera y castellano a intentar lograr una utilización exclusiva del euskera dentro de Negu Gorriak". Este nuevo y audaz proyecto de rap y rock euskaldun fue ideado por Fermin e Iñigo Muguruza junto a Kaki Arkarazo, el formidable guitarrista del grupo M-ak. Aunque inspirados por el poderoso y combativo rap del combo afroamericano Public Enemy, resulta bastante aclaratorio que la primera canción grabada por Negu Gorriak fuera una versión de "Gaberako aterbea" del veterano cantautor vasco Mikel Laboa. Además, la letra de está misma canción inspiró el nombre del propio grupo, "negu gorrian gizon batek, gauero, aterbea bilatzen du bilutsirik daudenentzat..."
Tras la enorme acogida del primer disco de Negu Gorriak, "Negu Gorriak" (1990), la banda se reforzaría sumando a un joven batería Mikel Abrego (BAP!!) y al melenudo bajista Mikel Kazalis (Anestesia). Con ellos dos, la presencia de Negu Gorriak crecería hasta convertirse en el conjunto más grande de la historia del rock euskaldun, planeando juntos giras por medio planeta, creando un sello discográfico fundamental para la escena musical vasca, Esan Ozenki Records, y logrando un merecido eco social dentro y fuera de Euskadi. El oyente novel debe de escuchar, al menos una vez en su vida, discos tan potentes como "Gure Jarrera" (1992), "Borreroak baditu milaka aurpegi" (1993), "Ideia Zabaldu"(1995) o "Salam, agur" (1996). En su interior se conserva el mejor sonido de aquellos agitados años 90. Como se puede observar en la contraportada del álbum "Azken guda dantza" (1988) de Kortatu, el inquieto Fermin Muguruza lucía ya un llamativo parche en su chaqueta con el logo de Public Enemy. "Cuando escuchamos el primeros discos de Public Enemy, pudimos observar el concepto global del grupo. Eran los Panteras Negras del rap y usaban ese ritmo como un canal de comunicación entre los más desfavorecidos"
El papel del guitarrista y productor Kaki Arkarazo es clave para entender el éxito comercial y artístico del grupo Negu Gorriak. En la década de los 80, mientras los hermanos Muguruza disfrutaban de una arrolladora fama gracias a los himnos de Kortatu, el señor Kaki lideraba a los siempre elegantes pero incomprendidos M-ak. Cuando la escena rap estatal estaba en todavía en pañales, el grupo M-ak ya grababa versiones en euskera de Public Enemy ("Sophisticated Bitch"), o invitaban a un imberbe Fermin Muguruza a rapear en el estudio con ellos ("Bloody Mary"). Al lado de Xabier Montoia, fundador y primer cantante de Hertzainak, y escoltado por músicos de gran nivel, como Irantzu Silva, Angel G. Katarain, Mikel Irazoki o Anje Valdes, el discreto Kaki legó para la posteridad un puñado de discos de verdadero culto para muchos aficionados al rock en Euskal Herria, como "Mmmm" (1983), "Emeak eta harrak" (1985), "Zuloa" (1987), "Barkatu ama" (1989) y "Gor" (1990). Hoy en día, la saga musical de los Arkarazo continúa viva gracias al buen hacer de los hijos de Kaki, Martxel y Luken. El primero es un respetado productor, mientras que el segundo forma parte de Odolaren Mintzoa, una banda de rock euskaldun responsable de discos como "Odolaren mintzoa" (2013) o "Etsipenaren aurka" (2017).
La disolución del grupo Negu Gorriak fue poco traumática y, además, genero nuevas vías de expresión dentro la escena euskaldun. El oyente novel puede explorar una buena parte de la mejor música euskaldun posterior siguiendo, solamente, la pista de los discos grabados por Fermin Muguruza, Iñigo Muguruza (Joxe Ripiau, Sagarroi, Lurra), Mikel Kazalis (Anestesia, 2Kate, Kuraia, Matxura) o Mikel Abrego (Parafunk, Anari, -gailu, Inoren Ero Ni). Sin duda, ha sido Fermin quien ha logrado la mayor repercusión en todos los sentidos. Gracias a su breve unión con el grupo gipuzkoano DUT, con quienes llegó a edita el singular pero fiero álbum "Ireki ateak" (1998), Fermin se reencontró con Mikel Laboa, quien aportaba cierta serenidad al tema "Gazteluak". Poco después, Fermin Muguruza arrancaría una larga y sólida carrera en solitario que engloba ya diversos trabajos discográficos, cómics, películas ("Zuloak"), documentales o nuevos sellos (Talka Records). "Cuando fui a Jamaica para grabar mi disco "Euskal Herria Jamaica Clash" me sentí casi obligado a rodar todo el proceso. De ahí nació el filme "Bass-que culture".
Dentro de discos de Fermin Muguruza como "Brigadistak" (1999), "FM 99.00 Dub Manifest" (2000), "Inkomunikazioa" (2002), "Euskal Herria Jamaika Clash" (2006) o "Asthmatic Lion sound systema" (2009), el oyente novel tiene garantizada una sabrosa ración de ritmos de raiz jamaicana. Aunque, en sus más recientes trabajos, Fermin ha mutado nuevamente. Este artista vasco ha residido en diversos lugares del mundo, como Barcelona ("Black is Beltza. ASM Sessions") o la renacida New Orleans, donde dio forma a "Nola?"(2015), un curioso álbum compuesto por temas de su etapa en Kortatu y Negu Gorriak pero remodelados gracias a la ayuda de una jazz band de músicos de Louisiana (USA). Al igual que su hermano Fermin, el gran Iñigo Muguruza también ha demostrado siempre un gran interés por los ritmos caribeños. Las propuestas de Iñigo han sido bastante arriesgadas, como Joxe Ripiau, pero siempre han conseguido calar hondo entre los aficionados, incluso más allá del territorio natural vasco.
Fue a finales de la década de los 90 cuando Iñigo Muguruza sorprendió a todo el mundo liderando a Joxe Ripiau, un proyecto ideado tras un animado viaje a Puerto Rico donde Iñigo conoció el perico ripiao, un ritmo tradicional de la isla caribeña. Sin duda, Joxe Ripiau es una de las bandas más recomendables para los no iniciados todavía en la música euskaldun. Fue un combo delirante, pero valiente, que fusionó ritmos de baile poco escuchados en Euskal Herria, como la cumbia o el merengue. El oyente novel que descubra por primera vez los cuatro discos del grupo Joxe Ripiau, "Positive bomb" (1996), "Karpe diem" (1997), "Paradisu zinema" (1999) y "Bizitza triste eta ederra" (2000), no volverá a creer el tópico de que los vascos no saben menear el bullarengue. Tras la disolución de Joxe Ripiau, Iñigo Muguruza pondría en marcha nuevos proyectos musicales, a cada cual mejor. Uno de esos grupos sería Sagarroi, un trio de rock hardcore que pronto mutó hacia el ska más punk y ritmos algo más caribeños. Prueba de esta evolución son los cinco discos de Sagarroi, "Meatzaldea" (2001), "Euria ari duela" (2003), "Toulouse" (2004), "Baleike" (2007) y "Haikua" (2009). Ya al frente del grupo Lurra (en euskera, La Tierra), un ya veterano Iñigo Muguruza grabaría tres estimables trabajos repletos de pop y reggae suave y melancólico, "Lurra" (2012) y "Akatsa sisteman" (2014) y "Hasierak" (2018). Tras superar un forzoso parón, Iñigo Muguruza anunció su regresó a los escenarios al frente de un nuevo grupo llamado Hiru Leike. En esta nueva y breve aventura le acompañaría la vocalista Ane Odriozola, miembro del grupo Indidxabak. Lamentablemente, nuestro querido Iñigo fallecería en septiembre de 2019... Goian bego!!
Pero, si hablamos de los hermanos Muguruza, no podemos olvidarnos del mayor, Jabier Muguruza. La rica carrera musical de Jabier ha transcurrido por terrenos muy diferentes a los de los revoltosos Fermin e Iñigo. Aunque, quizás, tampoco haya tanta diferencia, ya que en los agitados años 80, en los conciertos de Kortatu, no era raro escuchar sonar el acordeón de Jabier y, ya en plena década de los 90, Jabier Muguruza acompañaría a su hermano Iñigo en aquel alegre y marchoso proyecto euskocaribeño llamado Joxe Ripiau. El oyente novel que se anime a explorar el enorme universo sonoro de Jabier Muguruza debería saber que dentro de él la tranquilidad vital es un plus. "Me dirijo a los oyentes de una manera individual y les comunico de forma clara, pero sin gritar, lo que yo considero importante en la vida. Para ello me rodeo de grandes poetas en mi misma sintonía vital y literaria, y de grandes músicos, conocedores del concepto que trato de ir desarrollando".
Durante más de veinte años, Javier Muguruza ha ido adaptando, disco a disco, muchos textos de algunos de mejores poetas euskaldunes del momento, siempre rodeado de músicos de gran talla musical, como Mikel Azpiroz, Txema Garcés o Roberto Yaben. La discográfica de Jabier Muguruza es bastante extensa, pero no sobra nada de nada. A destacar, por ejemplo, "Boza barruan" (1994), "Kitarra bat nintzen" (1996), "Aise" (1997), "Fiordoan" (1999), "Hain guapa zaude" (2001), "Enegarren postala", "Abenduak 28" (2005), "Konplizeak" (2007), "Taxirik ez" (2009), "Bikote bat" (2012), "Beste hogei" (2014), "Toneti anaiak" (2016), "Leiho bat zabalik" (2017) o "Geltokiak izarretara" (2019). Aparte, el señor Jabier Muguruza también tiene publicados tres fascinantes discos junto a Les Mecaniciens, una irrepetible banda de jazz popero y euskaldun que desapareció tras lanzar "Erabakia" (1991), "Ia xoragarria" (1992) y "Euskadi, jende gutxi" (1993). ¡Pura delicatessen pop! (https://es.wikipedia.org/wiki/Les_Mecaniciens)
Desgraciadamente, Les Mecaniciens apenas fueron reconocidos fuera de Euskal Herria, pero el oyente novel que se acerque saboreará en sus discos un ricos cóctel sonoro y joyitas como "Ene jaka zaharra", "Gure turista", "Kontestadore alua", o la que quizás sea la canción más emotiva jamás grabada en lengua vasca, "Haurrak haunditzen doaz" ("Los hijos van creciendo"). A medio camino entre el eco de una charanga ultracool y una orquesta de jazz popular, las tres referencias del grupo Les Mecaniciens lucían como guindas varios textos firmados por escritores de renombre (Bernardo Atxaga) o la dulce voz de Ane Irazu. Sin duda, la existencia de esta banda euskaldun fue uno de los momentos cumbres de la escena musical vasca a comienzos de los años 90. Posteriormente, Ane Irazu formaría parte de Mo´Mau, otra nueva propuesta cercana al pop jazz, rodeada de varios exmiembros de Les Mecaniciens, como el saxofonista Satur Babón o el excelente bajista Juanjo Falcón. El grupo Mo´Mau publicaría un breve pero muy recomendable EP homónimo, "Mo´Mau" (1996). Este cuco trabajo contenía canciones tan golosas como "Goizean" o "Sportein". Como curiosidad, en 1997 los miembros de Mo´Mau se atrevieron a hacer un saleroso cover del tema "Kaos" dentro un CD de homenaje a RIP, la mítica banda de punk gipuzkoana... Biba zuek!!
El nombre del grupo Hertzainak era una especie de parodia/homenaje al célebre grupo británico The Police. Tras haber sembrado de furioso punk-rock con toques skatalíticos sus dos primeros discos, "Hertzainak" (1984) y "Hau dena aldatu nahi nuke" (1986), esta banda vitoriana comenzó a adornar con sonidos pop y folk sus siguientes trabajos, "Salda badago" (1988) y "Amets prefabrikatuak" (1990). Es este último se animaron a transformar un clásico ochentero del grupo Derribos Arias ("Tupes en crecimiento") bajo el título de "Tupeak gora". Con el tiempo, los miembros de Hertzainak madurarían, abriéndose a un público mucho más amplio, sin tantas connotaciones sociales y políticas como antaño. Esto produjo una pequeña ruptura con cierta parte su antiguo público, el más punk y cerrado. "Siempre estábamos huyendo del público, tocando contra el público, manteniendo el objetivo central de ser revoltosos, de ser revulsivos o al menos de mover el cotarro musical de nuestro pequeño país".
En 1990 Josu Zabala (bajo), Gari (voz), Txanpi (batería) y Kike (guitarra) ya andaban barajando la posibilidad de disolver el grupo Hertzainak, pero, el enorme impacto de su afinadísima canción "Aitormena" les animó (obligó) a seguir adelante un poco más, editando un álbum en vivo y en directo grabado en sala mítica Txibisto de Bergara (Gipuzkoa). El grupo Hertzainak aún publicaría un par de discos más antes de decir agur betirako y disolverse en 1993. Primeramente vería la luz el EP "Une etengabeak" (1991), y, después, llegaría un poético álbum, "Denboraren orratzak" (1992), con textos de la reconocida escritora vasca Itxaro Borda. A partir de ahí, el exvocalista de Hertzainak, el señor Gari, arrancaría una respetable pero algo irregular carrera en solitario, editando discos como "Gari" (1995), "Eguzki berritan zaude" (1997), "0-tik" (2004), "Esperantzara kondenatua" (2007), "16 lore" (2009), "Ez da amaiera" (2013), "Estutu" (2016) o "Beste denbora batean" (2018). Por su parte, Txanpi y Kike se integrarían en las filas de la popular banda de rock bilbaína Doctor Deseo, cuyo carismático líder, el sin par Francis Diez, siempre hace el esfuerzo de componer algún tema en euskera en cada nuevo disco. Sirvan de ejemplo canciones tan hermosas como "Ez nauzu izango berriz", "Morrosko laztana", "Ni naiz", "Eta moxua hil atsekabez" o "Au revoir, nire maitia", reunidas todas juntas, por primera vez, dentro de un flamante y sexy disco recopilatorio, irónicamente titulado "Maketoen iraultza" (2019). Es decir, "la rebelión de los maketos".
Por su parte, el gran Josu Zabala, se propuso revolucionar de nuevo la escena musical euskaldun tras el final definitivo de Hertzainak y, con la ayuda de dos jóvenes bertsolaris, Unai Iturriaga e Igor Elortza, Josu lideraría 7 Eskale (Siete Mendigos), un curioso proyecto músicoteatral cuyo legado artístico son dos trabajos musicales, conceptualmente, alucinantes. Los textos del primero disco de 7 Eskale, "Bertso berriak pobreziari jarriak" (1995) se centraban en la pobreza, en la exclusión social y en la vida de los marginados, mientras que el segundo disco, "Barrenkaleko bluesak" (1997), era mucho más nocturno y vicioso, abordando el mundo de las drogas con una mente muy abierta y vital. Diez años más tarde, ya bajo el nombre de Gu ta Gutarrak, el genial trío Zabala, Iturriaga y Elortza volvería a editar otro estupendo álbum, "Gu ta Gutarrak" (2007), donde expandían aún más el peculiar sonido logrado en su etapa de 7 Eskale. Como siempre, mezclando música con bertsos en euskera. "A partir del verano de 2006 nos juntamos de nuevo con la idea de unir de bertsos y música. Decidimos sacar adelante un nuevo proyecto en el que primara más el bertso, la pureza y la improvisación. Gu ta Gutarrak fue un montaje en el que, sin perder una coherencia básica, se fue abriendo la puerta a la creación en un conjunto en el que la palabra fuera lo esencial".
Tirando del hilo del grupo Hertzainak, el oyente novel podrá conectar con la obra del veterano Ruper Ordorika, productor del tercer disco de la mítica banda vitoriana, "Salda badago" (1987). La carrera de este gran cantautor vasco es una de las más largas y sólidas de la escena vasca y engloba, al menos, tres etapas diferentes. En los años 80, el joven Ruper Ordorika resultaba para muchos aficionados un rara avis, pero, en sus primeros discos, "Hautsi da anphora" (1980), "Ni ez naiz Noruegako erregea" (1983) y "Bihotzerreak" (1985), alcanzó cotas nunca vistas en Euskadi, popularizando de paso la obra poética de un joven escritor euskaldun, Bernardo Atxaga. Escuchar uno de esos tres discazos por primera vez, resultará un momento inolvidable para cualquier melómano con sentido afinado. Aunque son distintos entre si, los tres comparten una magia muy especial. Contienen un sonido pop-folk sofisticado, pero resultan cercanos y, maravillosamente, evocadores al mismo tiempo.
Ya en la década de los 90, Ruper Ordorika iniciaría una época creativa distinta ya que, durante una refrescante estancia en la ciudad de NewYork, este popular músico de Oñati (Gipuzkoa) conoció a nuevos músicos y exploró nuevas sonoridades hasta entonces ajenas a su obra. Protegido por una banda fiel, los Mugalaris, la carrera de Ruper Ordorika alcanzaría un mayor reconocimiento tras editar obras como "Ez da posible" (1990), "So´ik´so" (1995), "Dabilen harria" (1998) o su formidable primer álbum en vivo, Gaur" (2000), grabado el Kafe Antzokia de Bilbao. Actualmente, Ruper Ordorika posee su propio espacio dentro la escena vasca y, una vez desaparecido Mikel Laboa, se ha convertido en uno de nuestros mayores exponentes, al mismo nivel que un Benito Lertxundi, Anje Duhalde o el irrepetible Niko Etxart. Discos tan elegantes como "Hurrengo goizean" (2002), "Kantuak jartzen ditut" (2004), "Hirian" (2006), "Haizea garizumakoa" (2010), "Azukre koxkorrak" (2013), "Lurrean etzanda" (2014), "Guria ostatuan" (2016), "Bakarka" (2018) o "Amour et toujour" (2021) dan fe de la respetada posición de Ruper dentro de la escena pop rock euskaldun.
De la mano de Kortatu, el oyente novel hallará una línea directa con el mítico Mikel Laboa, padrino y eje central de la música euskaldun moderna. Tan tradicional como experimental, el legado sonoro de Mikel Laboa ha sido reverenciado por decenas de artistas vascos durante décadas, desde las bandas de sonidos folk tradicionales hasta los grupos de punk rock, hardcore o heavy metal peleón. Existen sendos discos de homenaje a Mikel Laboa, "Txerokee, Mikel Laboaren kantak" (1990), "Txinaurriak" (2010) o "Mikel Laboa. Urretxu/Zumarragako zenbait lagunen omenaldi xumea" (2019). En estos tres discos el oyente novel podrá redescubrir a múltiples bandas de rock vascas, como Negu Gorriak, Su Ta Gar, M-ak, Kiowak, Delirium Tremens, Bukaera, Willis Drummond, Zura, Anari, Akauzazte, Ama Say Borrokan, Musergo, Eten, Lisabö, Berri Txarrak, BAP!!, Pottoka, Karkaxa, Hiri Galduak, Txost!, Narrax o Klak!son, aproximándose de un modo inusual, pero atractivo, al rico cancionero de Laboa. El desaparecido cantautor vasco cuenta con una web, que contiene abundante información sobre legado musical, así como datos biográficos, fotografías y diversas reseñas ( https://es.wikipedia.org/wiki/Mikel_Laboa )... ¡Imprescindible!
De los tres discos de Kortatu, "Kortatu" (1985), "En la línea del frente" (1986) y "Kolpez kolpe" (1988), arranca una nueva senda musical que llega hasta el grupo Negu Gorriak (en euskera, Los Crudos Inviernos). "La disolución de Kortatu tuvo que ver con un espíritu de renovación constante, con la búsqueda de nuevos caminos de expresión. También estaba el tema de la lengua, queríamos pasar de combinar euskera y castellano a intentar lograr una utilización exclusiva del euskera dentro de Negu Gorriak". Este nuevo y audaz proyecto de rap y rock euskaldun fue ideado por Fermin e Iñigo Muguruza junto a Kaki Arkarazo, el formidable guitarrista del grupo M-ak. Aunque inspirados por el poderoso y combativo rap del combo afroamericano Public Enemy, resulta bastante aclaratorio que la primera canción grabada por Negu Gorriak fuera una versión de "Gaberako aterbea" del veterano cantautor vasco Mikel Laboa. Además, la letra de está misma canción inspiró el nombre del propio grupo, "negu gorrian gizon batek, gauero, aterbea bilatzen du bilutsirik daudenentzat..."
Tras la enorme acogida del primer disco de Negu Gorriak, "Negu Gorriak" (1990), la banda se reforzaría sumando a un joven batería Mikel Abrego (BAP!!) y al melenudo bajista Mikel Kazalis (Anestesia). Con ellos dos, la presencia de Negu Gorriak crecería hasta convertirse en el conjunto más grande de la historia del rock euskaldun, planeando juntos giras por medio planeta, creando un sello discográfico fundamental para la escena musical vasca, Esan Ozenki Records, y logrando un merecido eco social dentro y fuera de Euskadi. El oyente novel debe de escuchar, al menos una vez en su vida, discos tan potentes como "Gure Jarrera" (1992), "Borreroak baditu milaka aurpegi" (1993), "Ideia Zabaldu"(1995) o "Salam, agur" (1996). En su interior se conserva el mejor sonido de aquellos agitados años 90. Como se puede observar en la contraportada del álbum "Azken guda dantza" (1988) de Kortatu, el inquieto Fermin Muguruza lucía ya un llamativo parche en su chaqueta con el logo de Public Enemy. "Cuando escuchamos el primeros discos de Public Enemy, pudimos observar el concepto global del grupo. Eran los Panteras Negras del rap y usaban ese ritmo como un canal de comunicación entre los más desfavorecidos"
El papel del guitarrista y productor Kaki Arkarazo es clave para entender el éxito comercial y artístico del grupo Negu Gorriak. En la década de los 80, mientras los hermanos Muguruza disfrutaban de una arrolladora fama gracias a los himnos de Kortatu, el señor Kaki lideraba a los siempre elegantes pero incomprendidos M-ak. Cuando la escena rap estatal estaba en todavía en pañales, el grupo M-ak ya grababa versiones en euskera de Public Enemy ("Sophisticated Bitch"), o invitaban a un imberbe Fermin Muguruza a rapear en el estudio con ellos ("Bloody Mary"). Al lado de Xabier Montoia, fundador y primer cantante de Hertzainak, y escoltado por músicos de gran nivel, como Irantzu Silva, Angel G. Katarain, Mikel Irazoki o Anje Valdes, el discreto Kaki legó para la posteridad un puñado de discos de verdadero culto para muchos aficionados al rock en Euskal Herria, como "Mmmm" (1983), "Emeak eta harrak" (1985), "Zuloa" (1987), "Barkatu ama" (1989) y "Gor" (1990). Hoy en día, la saga musical de los Arkarazo continúa viva gracias al buen hacer de los hijos de Kaki, Martxel y Luken. El primero es un respetado productor, mientras que el segundo forma parte de Odolaren Mintzoa, una banda de rock euskaldun responsable de discos como "Odolaren mintzoa" (2013) o "Etsipenaren aurka" (2017).
La disolución del grupo Negu Gorriak fue poco traumática y, además, genero nuevas vías de expresión dentro la escena euskaldun. El oyente novel puede explorar una buena parte de la mejor música euskaldun posterior siguiendo, solamente, la pista de los discos grabados por Fermin Muguruza, Iñigo Muguruza (Joxe Ripiau, Sagarroi, Lurra), Mikel Kazalis (Anestesia, 2Kate, Kuraia, Matxura) o Mikel Abrego (Parafunk, Anari, -gailu, Inoren Ero Ni). Sin duda, ha sido Fermin quien ha logrado la mayor repercusión en todos los sentidos. Gracias a su breve unión con el grupo gipuzkoano DUT, con quienes llegó a edita el singular pero fiero álbum "Ireki ateak" (1998), Fermin se reencontró con Mikel Laboa, quien aportaba cierta serenidad al tema "Gazteluak". Poco después, Fermin Muguruza arrancaría una larga y sólida carrera en solitario que engloba ya diversos trabajos discográficos, cómics, películas ("Zuloak"), documentales o nuevos sellos (Talka Records). "Cuando fui a Jamaica para grabar mi disco "Euskal Herria Jamaica Clash" me sentí casi obligado a rodar todo el proceso. De ahí nació el filme "Bass-que culture".
Dentro de discos de Fermin Muguruza como "Brigadistak" (1999), "FM 99.00 Dub Manifest" (2000), "Inkomunikazioa" (2002), "Euskal Herria Jamaika Clash" (2006) o "Asthmatic Lion sound systema" (2009), el oyente novel tiene garantizada una sabrosa ración de ritmos de raiz jamaicana. Aunque, en sus más recientes trabajos, Fermin ha mutado nuevamente. Este artista vasco ha residido en diversos lugares del mundo, como Barcelona ("Black is Beltza. ASM Sessions") o la renacida New Orleans, donde dio forma a "Nola?"(2015), un curioso álbum compuesto por temas de su etapa en Kortatu y Negu Gorriak pero remodelados gracias a la ayuda de una jazz band de músicos de Louisiana (USA). Al igual que su hermano Fermin, el gran Iñigo Muguruza también ha demostrado siempre un gran interés por los ritmos caribeños. Las propuestas de Iñigo han sido bastante arriesgadas, como Joxe Ripiau, pero siempre han conseguido calar hondo entre los aficionados, incluso más allá del territorio natural vasco.
Fue a finales de la década de los 90 cuando Iñigo Muguruza sorprendió a todo el mundo liderando a Joxe Ripiau, un proyecto ideado tras un animado viaje a Puerto Rico donde Iñigo conoció el perico ripiao, un ritmo tradicional de la isla caribeña. Sin duda, Joxe Ripiau es una de las bandas más recomendables para los no iniciados todavía en la música euskaldun. Fue un combo delirante, pero valiente, que fusionó ritmos de baile poco escuchados en Euskal Herria, como la cumbia o el merengue. El oyente novel que descubra por primera vez los cuatro discos del grupo Joxe Ripiau, "Positive bomb" (1996), "Karpe diem" (1997), "Paradisu zinema" (1999) y "Bizitza triste eta ederra" (2000), no volverá a creer el tópico de que los vascos no saben menear el bullarengue. Tras la disolución de Joxe Ripiau, Iñigo Muguruza pondría en marcha nuevos proyectos musicales, a cada cual mejor. Uno de esos grupos sería Sagarroi, un trio de rock hardcore que pronto mutó hacia el ska más punk y ritmos algo más caribeños. Prueba de esta evolución son los cinco discos de Sagarroi, "Meatzaldea" (2001), "Euria ari duela" (2003), "Toulouse" (2004), "Baleike" (2007) y "Haikua" (2009). Ya al frente del grupo Lurra (en euskera, La Tierra), un ya veterano Iñigo Muguruza grabaría tres estimables trabajos repletos de pop y reggae suave y melancólico, "Lurra" (2012) y "Akatsa sisteman" (2014) y "Hasierak" (2018). Tras superar un forzoso parón, Iñigo Muguruza anunció su regresó a los escenarios al frente de un nuevo grupo llamado Hiru Leike. En esta nueva y breve aventura le acompañaría la vocalista Ane Odriozola, miembro del grupo Indidxabak. Lamentablemente, nuestro querido Iñigo fallecería en septiembre de 2019... Goian bego!!
Pero, si hablamos de los hermanos Muguruza, no podemos olvidarnos del mayor, Jabier Muguruza. La rica carrera musical de Jabier ha transcurrido por terrenos muy diferentes a los de los revoltosos Fermin e Iñigo. Aunque, quizás, tampoco haya tanta diferencia, ya que en los agitados años 80, en los conciertos de Kortatu, no era raro escuchar sonar el acordeón de Jabier y, ya en plena década de los 90, Jabier Muguruza acompañaría a su hermano Iñigo en aquel alegre y marchoso proyecto euskocaribeño llamado Joxe Ripiau. El oyente novel que se anime a explorar el enorme universo sonoro de Jabier Muguruza debería saber que dentro de él la tranquilidad vital es un plus. "Me dirijo a los oyentes de una manera individual y les comunico de forma clara, pero sin gritar, lo que yo considero importante en la vida. Para ello me rodeo de grandes poetas en mi misma sintonía vital y literaria, y de grandes músicos, conocedores del concepto que trato de ir desarrollando".
Durante más de veinte años, Javier Muguruza ha ido adaptando, disco a disco, muchos textos de algunos de mejores poetas euskaldunes del momento, siempre rodeado de músicos de gran talla musical, como Mikel Azpiroz, Txema Garcés o Roberto Yaben. La discográfica de Jabier Muguruza es bastante extensa, pero no sobra nada de nada. A destacar, por ejemplo, "Boza barruan" (1994), "Kitarra bat nintzen" (1996), "Aise" (1997), "Fiordoan" (1999), "Hain guapa zaude" (2001), "Enegarren postala", "Abenduak 28" (2005), "Konplizeak" (2007), "Taxirik ez" (2009), "Bikote bat" (2012), "Beste hogei" (2014), "Toneti anaiak" (2016), "Leiho bat zabalik" (2017) o "Geltokiak izarretara" (2019). Aparte, el señor Jabier Muguruza también tiene publicados tres fascinantes discos junto a Les Mecaniciens, una irrepetible banda de jazz popero y euskaldun que desapareció tras lanzar "Erabakia" (1991), "Ia xoragarria" (1992) y "Euskadi, jende gutxi" (1993). ¡Pura delicatessen pop! (https://es.wikipedia.org/wiki/Les_Mecaniciens)
Desgraciadamente, Les Mecaniciens apenas fueron reconocidos fuera de Euskal Herria, pero el oyente novel que se acerque saboreará en sus discos un ricos cóctel sonoro y joyitas como "Ene jaka zaharra", "Gure turista", "Kontestadore alua", o la que quizás sea la canción más emotiva jamás grabada en lengua vasca, "Haurrak haunditzen doaz" ("Los hijos van creciendo"). A medio camino entre el eco de una charanga ultracool y una orquesta de jazz popular, las tres referencias del grupo Les Mecaniciens lucían como guindas varios textos firmados por escritores de renombre (Bernardo Atxaga) o la dulce voz de Ane Irazu. Sin duda, la existencia de esta banda euskaldun fue uno de los momentos cumbres de la escena musical vasca a comienzos de los años 90. Posteriormente, Ane Irazu formaría parte de Mo´Mau, otra nueva propuesta cercana al pop jazz, rodeada de varios exmiembros de Les Mecaniciens, como el saxofonista Satur Babón o el excelente bajista Juanjo Falcón. El grupo Mo´Mau publicaría un breve pero muy recomendable EP homónimo, "Mo´Mau" (1996). Este cuco trabajo contenía canciones tan golosas como "Goizean" o "Sportein". Como curiosidad, en 1997 los miembros de Mo´Mau se atrevieron a hacer un saleroso cover del tema "Kaos" dentro un CD de homenaje a RIP, la mítica banda de punk gipuzkoana... Biba zuek!!
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