Iñigo Muguruza, in memoriam
"Me gustaría visitar Euskal Herria,
pero nadie me ha llevado hasta allí arriba,
tengo un disco de canciones en euskera
que despierta en mi esa fantasía..."
Julio Bustamante
"Sur del Corazón" (1999)
Julio Bustamante
"Sur del Corazón" (1999)
CAPITULOS
01. LA PRIMERA VEZ
02. BIDASOA, MON AMOUR
03. ANDOAIN, MIKROKLIMA PUNK
04. ¿DONDE RAYOS ESTA LAUDIO?
05. POR EL CAMINO DE LA COSTA
06. IRUÑA FOR KATAKRAK
07. EN VITORIA/GASTEIZ, DONDE HACEN LA LEY
08. ARDE RIBERA!
09. IPARRALDE, EUSKADI NORTE
10. GERNIKA VOLVERA A ARDER
11. EN EL MATADERO
12. DESDE SANTURTZI A BILBAO...
13. PERLAS Y DIAMANTES
14. AGUR, ETSI DUT!
01. LA PRIMERA VEZ
02. BIDASOA, MON AMOUR
03. ANDOAIN, MIKROKLIMA PUNK
04. ¿DONDE RAYOS ESTA LAUDIO?
05. POR EL CAMINO DE LA COSTA
06. IRUÑA FOR KATAKRAK
07. EN VITORIA/GASTEIZ, DONDE HACEN LA LEY
08. ARDE RIBERA!
09. IPARRALDE, EUSKADI NORTE
10. GERNIKA VOLVERA A ARDER
11. EN EL MATADERO
12. DESDE SANTURTZI A BILBAO...
13. PERLAS Y DIAMANTES
14. AGUR, ETSI DUT!
Los grupos de rock surgidos en la zona de Euskal Herria/País Vasco (Europa) conforman un conglomerado artístico bastante disperso, pero, en muchos aspectos, resulta sorprendentemente creativo. Muchos de estos grupos están integrados dentro de un circuito musical casi autosuficiente. Es un circuito muy pequeño y local, pero es tan eficaz que facilita que muchísimas rockeros vascos puedan subsistir a lo largo del tiempo a pesar de no tener la más minima repercusión fuera de Euskadi Sur (CAV+Navarra) o de Euskadi Norte (País Vasco Francés). Aunque, curiosamente, algunos combos euskaldunes han logrado una buena acogida en lugares tan remotos y lejanos al Estado Español o Francés (especialmente en tierras de Latinoamérica, Japón y Europa central).
Tras la derrota sufrida durante la Guerra Civil Española (1936/1939), cientos de artistas vascos tuvieron huir y exiliarse lejos de su hogar. Esto provocaría un largo y oscuro periodo de sequía sociocultural en todo Euskadi Sur, donde las autoridades franquistas llegaron a prohibir la enseñanza del euskera (la lengua vasca) y de su cultura. Tampoco en Euskadi Norte las cosas fueron fáciles ya que, entre 1941 y 1945, sufrieron la ocupación del ejército nazi y la peligrosa presencia de la Gestapo, aliados directos de la dictadura del general español Francisco Franco al otro lado de los Pirineos. A pesar de estas desventuras, en la década de los 60 del siglo XX emergería con inusitada fuerza una nueva generación de jóvenes cantautores que, de cantar al paisaje rural vasco y a la vida cotidiana, pasaron a usar su música como otra arma más en contra del ya agonizante régimen militar en España. Sin duda, los siguientes años 70 serían los tiempos más vivos para la canción protesta, aunque también existieron orquestas y conjuntos de pop ye-ye euskaldunes que, subterráneamente, se atrevieron a sortear a la censura adaptando conocidos hits de artistas pop anglosajones, como Sandy Shaw, al euskera.
Fueron los añorados artistas vascos como Mikel Laboa, Xabier Lete, Lourdes Iriondo y los integrantes del colectivo Ez Dok Hamairu los que impulsaron en su tierra buena parte de la perseguida cultura euskaldun siguiendo la senda de conocidos cantautores y músicos latinoamericanos, como Victor Jara o Violeta Parra. Así pues, tras la muerte del dictador Franco en 1975, una supuesta idea democrática empezó a abrirse en Euskadi Sur. Y la oscura censura, la represión cultural y las tensión políticas disminuyeron suficientemente para que nacieran las primeras bandas de rock en euskera (Itoiz, Koska, Enbor, Errobi, Oskorri o el ahora muy respetado solista Ruper Ordorika). Fueron tiempos de moda para los denominados grupos de rock sinfónico y folk progresivo. Pero, a comienzos de la década de los 80, un nuevo terremoto sonoro irrumpió desde Gran Bretaña. El punk rock tocó tierras vascas y germinó toda una oleada de poderosos conjuntos de punk fiero y directo. Aquel primerizo punk con label vasco resultó bastante nihilista y antitodo, ya que estaba alimentado por músicos muy jóvenes, cuadrillas de chavales con ganas de gritar desde los barrios obreros más populosos y calientes del País Vasco.
En 1983 se organizó un seminal festival de rock en Tudela (Navarra) contra de la entrada de España en la OTAN. Aquel evento social y musical sirvió para que los responsables de un pequeño sello navarro llamado Soñua (José Mari Blanco y Mariano Goñi) acuñaran el célebre término Rock Radikal Vasco. Esta etiqueta fue muy criticada pero, a la larga, resultaría exitosa a casi a escala mundial. El RRV lograría el apoyo entusiasta de cientos de fans, fanzines, radios libres y casas okupas vascas (gaztetxes) que brotaron a la par por todos los rincones de la Euskal Herria más rebelde. Estos fenómenos populares impulsaron la salida de nuevos sellos discográficos que reforzarían aún más a la joven, pero pujante escena punk vasca (Discos Suicidas, IZ Diskak, Basati Diskak u Oihuka). Aunque, también es cierto que, varios de estos sellos venían reconvertidos de géneros musicales como el pop o el folk euskaldun más clásico.
En aquellos frenéticos años 80 una parte del sector político más radical y abertzale estuvo muy hábil y supo atraer e impulsar con enorme dinamismo al creciente tsunami punk y juvenil euskaldun. La carrera de míticos grupos de rock vasco, como Kortatu, Baldin Bada o RIP, se avivaron, aunque en lo estrictamente musical la etiqueta RRV no estaba muy definida, ya que agrupaba casi de todo, desde bandas que practicaban punk rabioso hasta bandas de sonido rock urbano, pasando por combos tropicales de ska y reggae, o furiosas combinaciones de ambos estilos jamaicanos. Excluidos de este gran movimiento social y musical se situaron otras propuestas musicales, recomendables para cualquier oyente novel que lea esta introducción improvisada. La lista de artistas y bandas en aquel momento es interesante y engloba a disidentes antitodo, como los irrepetibles Eskorbuto, a buena parte del sector más popero y euskaldun, liderado por los exitosos miembros de Itoiz, a aquel curioso fenómeno local llamado euskalbilly, que daría cobijo a OK Korral, Kiowak y Labanak, o a propuestas algo más folk y progresivas que funcionaban a tope desde mucho antes del nacimiento del RRV, como Oskorri, Mikel Laboa o el conocido bardo de Orio, el señor Benito Lertxundi.
Con el avance imparable de la década de los 80, la furia primitiva del Rock Radical Vasco se fue apagando lentamente, como la vida de muchos de sus protagonistas. Pero nuevas propuestas rockeras se abrieron paso por los caminos sonoros más barrocos. De hecho, a comienzos de la década de los 90 brotó una nueva hornada de grupos de rock euskaldun que destilaba una enorme creatividad musical. Inspirados por la senda abierta por Esan Ozenki Records, el sello del famoso grupo Negu Gorriak, empezaron a ver la luz algunos de los mejores discos de la historia de rock vasco. Fue el fruto del duro trabajo de proyectos tan mestizos como Danba, Skunk, Deabruak Teilatuetan, Lin Ton Taun, BAP!!, Anestesia, 2Kate, DUT, Etsaiak o Kashbad. Por otro lado, el heavy metal euskaldun reventó completamente, agitando al viento las greñas de miles de jóvenes borrokas.
También nacieron un par de escenas de sonidos cercanos al indie y al noisepop, como el denominado Getxo Sound (escena liderada por bandas como El Inquilino Comunista) o el Iruña Sound (con los reivindicables Desoreka al frente de la movida). En cambio, en la zona de Donostialdea se daría forma a una corriente pop que a podría ser visto como el renacer del Donosti Sound de inicios de los 80. Nacieron combos tan elegantes como Le Mans, El Joven Bryan, Daily Planet o aquellos chispeantes La Buena Vida del comienzo. También en esos agitados e insumisos años 90 se produjo, lamentablemente, la despedida final de grupos de rock fundamentales en la escena local, lease, los Delirium Tremens, Zarama, Cicatriz o los irrepetibles Hertzainak.
En la actualidad, la herencia del Rock Radical Vasco sigue teniendo un merecido y sentido poso dentro de la escena rock del País Vasco. Pero, aunque las nuevas generaciones asumen el legado sónico de aquella rebelión política y sonora, lo sintetizan a través de novísimos medios digitales. El rock & roll tiene todavía un gran tirón en Euskal Herria, pero no es menos cierto que, la actual variedad de propuestas en euskara (lengua vasca) es, llamativamente, alta. Sellos discográficos de renombre, como Esan Ozenki o Metak, han desaparecido con el paso del tiempo, pero pequeños sellos como Bidehuts, Biga Biga o Mauka han cogido el testigo para ir alimentando la escena euskaldun. Aunque sellos clásicos han resistido milagrosamente (GOR, Oihuka, Agorila), actualmente, la autogestión discográfica es la norma general para la mayoría de los artistas vascos. Es cierto que la desidia institucional apesta tanto como siempre y que no faltan retazos de oscura censura y de recortes económicos, pero el amplio abanico de estilos sonoros lo compensa. La actual escena musical euskaldun está regada de bandas de power pop, rap, ska punk, afrobeat, rebel folk, metal extremo, electro pop, heavy rock, americana, reggae... Solo hay que entrar sin miedo y dejarse llevar... Biba zuek!
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